domingo, 11 de diciembre de 2011

CONSEJOS PARA SER UN BUEN CONSULTANTE

A la hora de colocarnos "frente" a un tarotista, es bueno tener en cuaenta los siguientes puntos:
  1. Preguntar, al solicitar el turno, la duración aproximada de la consulta, para conocer el tiempo que disponemos y organizar nuestra participación.
  2. Ser Puntual: llegar a la hora convenida permitirá que todo se desarrolle con calma y sin prisas, dentro del tiempo previsto por el tarotista.
  3. Llevar escrito un listado de preguntas a realizar: Recordar que "A preguntas concretas, respuestas claras". La cantidad de las mismas dependerá del tiempo disponible.
  4. Anotar lo que se nos dice de manera clara y con la mayor rapidez posible para no demorar la tirada.
  5. Mantener una actitud abierta y participativa. La lectura de cartas es, básicamente, un intercambio de información entre dos personas, que debe beneficiar claramente al consultante.
  6. Tener que claro que las predicciones obtenidas deben "corroborarse" en su cumplimiento futuro y "utilizarse" en provecho propio.
  7. Será propicio mantener una posición equilibrada ante los vaticinios (sean favorables o no) para poder determinar los pasos a seguir ante los hechos anunciados, evitando todo tipo de fatalismo.
  8. No adoptar actitudes enojosas con el tarotista "sólo" porque no nos dice lo que "queremos" escuchar. Si es una persona honesta y tiene capacidades, nos dirá objetivamente su visión de tu situación, aunque ésta pueda llegar a ser totalmente diferente de tu percepción actual, tus expectativas, o deseos de realización.
  9. Cumplido el tiempo acordado, cesar de preguntar y permitir que el tarotista "redondee" lo que ha visto y finalice la sesión.. Abonar lo estipulado y partir con la esperanza de que todo lo escuchado, nos permita mejorar nuestra situación y la de las personas que nos rodean.
Teniendo en cuenta estos consejos lograremos el máximo aprovechamiento de nuestro encuentro con un tarotista. Al fin de cuentas, sea cual fuere la información obtenida, siempre podremos controlar nuestra reacción ante los acontecimientos producidos, al estar prevenidos y, de esta manera, sentirnos un poco mejor.